David Henderson, el hombre que organizó el viaje de Emiliano Sala a Cardiff en el que falleció el futbolista argentino, ha sido declarado culpable del cargo de "poner en peligro la seguridad de la aeronave".
La corte de Cardiff (Gales) declaró culpable por mayoría (diez a favor, dos en contra) de este cargo a Henderson, después de que él mismo se declarara culpable de otro cargo por organizar el vuelo sin tener los permisos necesarios para ello.
La pena de Henderson, que era la persona encargada de organizar los viajes de la avioneta en la que falleció Sala y que programó el viaje a Cardiff pese a conocer las irregularidades de Ibbotson, se conocerá el próximo 12 de noviembre.
La dueña de la aeronave, Fay Keely, había advertido a Henderson de no dejar pilotar a Ibbotson, por no poseer una licencia para realizar vuelos comerciales y por haber recibido varios avisos de irregularidades por parte de las autoridades aéreas.
Sin embargo, cuando los intermediarios del fichaje de Sala le encargaron a Henderson organizar el vuelo a Cardiff, este, al no estar en Nantes y encontrarse en París junto a su mujer, contrató a Ibbotson para el trabajo.
Henderson esgrimió en el juicio que convenció a Keely para llevar a cabo el trabajo por teléfono, pero esta admitió no recordar esa llamada.
Según lo expuesto ante el jurado, que necesitó de más de siete horas para llegar a un veredicto, Henderson, una vez que conoció que la avioneta se había estrellado, mandó varios mensajes a diferentes personas pidiendo que guardaran silencio para no "destapar una lata llena de gusanos".
El acusado explicó que temía que sus negocios fueran investigados debido a este incidente.
El abogado de la acusación, Martin Goudie, argumentó que Henderson fue "negligente" por cómo operaba con la avioneta y que "puso sus negocios por encima de la seguridad de los pasajeros al contratar a pilotos sin la calificación necesaria para volar o no competentes para completar determinados vuelos".
El cuerpo de Sala fue recuperado días después del accidente junto al fuselaje del avión, mientras que el de Ibbotson nunca se encontró.
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