Junto a un hombre hay una gran mujer. Y en el fútbol no es una excepción. Con motivo del Día de la Madre, te presentamos estas historias de cinco futbolistas que triunfaron en las canchas por el amor de mamá.
Pese a que ninguno de los dos se encuentra más en este mundo, recordamos la gran historia del ídolo argentino, Diego Armando Maradona, y su madre Dalma Salvadora.
"Ella fue el sostén den mi vida, cuando era niño decía que no tenía hambre para que mis hermanos y yo nos lleváramos algo a la boca", recordó Diego (fallecido en noviembre del 2020).
En esa misma ocasión, Diego confesó que su madre Dalma Salvadora, mejor conocida como "doña Tota" lo protegía como a ninguno de sus otros hijos. En una ocasión, cuando Diego iba a ser reprendido por don Diego, su padre, por haber ido a jugar fútbol sin pedir permiso, y, además, regresar a casa con los zapatos muy maltrechos, ella salió en su defensa: "Tocas a mi hijo y te mato".

Otra gran estrella del fútbol es Ronaldinho. El brasileño pasará un primer Día de la Madre sin su progenitora, quien murió a inicios del 2021.
"Fui la primera portera que recibió un gol suyo", confesó la madre del crack en una de las entrevistas que brindó Miguelina sobre las ocurrencias de su hijo.
También señaló en esa ocasión que vio crecer a su Ronaldo siempre con una pelota. "Dormía con ella y regateaba hasta al perro.
Ronaldinho, Campeón del Mundo con su selección y de Europa con el Barcelona, y ganador del Balón de Oro en 2005, pensó en dejar el fútbol en 2012 por un cáncer que afectó a su madre: quería cuidarla.
Miguelina no se lo permitió y superó la enfermedad. cuando pasó al Atlético Mineiro, el crack tuvo un detalle para ella: "Me preguntaron qué número usaría. Yo dije que mi madre se estaba recuperando y había nacido en 1949. Por eso elegí el 49", señaló en aquella ocasión.

El argentino del PSG, Ángel di María, recordó cómo fue su historia con las canchas y todo gracias a una sugerencia que le hicieron a su madre.
El Fideo recuerda que de peque era muy travieso. "Como era hiperactivo, mi mamá me llamaba 'pequeño demonio'", contó el Fideo. Diana, su madre, buscó ayuda profesional y un doctor le recomendó que pusiera a su hijo a practicar un deporte. Ella lo inscribió a un equipo de un barrio de Rosario. En una final de un torneo infantil ante Rosario Central, Ángel dio un extraordinario partido y el club canalla se lo llevó a sus categorías infantiles.
Diana se esforzó de una gran manera: además de ayudar a su marido en una carbonería, diariamente llevaba a su hijo a los entrenamientos, en un traslado que implicaba 30 minutos en bicicleta. La ilusión de la señora por ver a su hijo vestido de canalla era tan grande que en una ocasión que pasaban por el campo de entrenamiento del equipo mayor, ella hizo una pausa para decirle “algún día jugarás acá”.
Pasaron siete años y sin importar lluvia, frío o calor, Diana llevó a entrenar a Ángel, quien en 2005 cumplió el anhelo de su madre: a los 17 años firmó su primer contrato con Rosario Central y lo primero que hizo fue regalarle una casa a sus padres.

Otro con una historia similar es el uruguayo, Luis Suárez. El artillero recordó que fue su propia madre quien lo llevó a buscar su primer oportunidad en un club.
Sandra Díaz, madre del delantero, contó que en esa ocasión ya habían hecho la Selección, pero no se quedó de brazos cruzados. "Le conté al técnico que veníamos de muy lejos, de Salto (a casi 500 kilometros de Montevideo)". Convenció al entrenador para que le hiciera una prueba al decirle que Luis era goleador. "Tráiganlo el jueves, pero no le aseguro nada".
El día de la prueba, al final del primer tiempo, el equipo caía 0-2 y el entrenador metió al chico. Anotó cuatro goles. Tres años después, el joven se fue al Nacional y un día tuvo que irse de Uruguay. "Estaba en el hospital porque mi hija había dado a luz y Luis me llamó para decirme: "Me voy el lunes para Holanda". Así, de golpe. Volví a casa caminando y llorando. ¡Solo tenía 19 años", contó Sandra.

Sin duda que una de las historias más emotivas del fútbol es la de Cristiano Ronaldo y su madre Dolores Aveiro.
Hace un par de años, la madre del portugués relató -en un libro de su autoría- los momentos difíciles por los que atravesó con el nacimiento de su cuarto hijo. Dolores confesó que pese a la negativa del médico de practicarle un aborto, buscó otras alternativas con el consejo de una amiga, pero para su fortuna ninguno de esos métodos funcionó.
"Mi madre me crió sacrificando su vida por mí. Ella dormía con hambre, para que por la noche yo pudiera comer. No teníamos dinero para nada. Ella trabajaba 7 días a la semana y por la noche como limpiadora para comprar mi primer botín para que yo pudiera ser jugador, todo mi éxito está dedicado a ella. Y mientras tenga vida siempre estará a mi lado, teniendo todo lo que yo pueda brindarle. Ella es mi refugio y mi mayor regalo", señaló el portugués a un medio español.

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