Olimpia es contundente aunque no refleje clara superioridad sobre su rival. Eso sucedió el pasado miércoles en Tegucigalpa y aunque fue el mejor partido que jugó Motagua después de la destitución de Diego Vázquez, no fue escollo para un nuevo triunfo que consolida al actual campeón en la vanguardia del Clausura.
Pensando en el nuevo clásico del domingo ante Real España, es necesario puntualizar que si repite su rendimiento anterior, difícilmente corone con éxito su incursión por el Olímpico Metropolitano.
No le alcanzaría ante un adversario mucho más armónico en sus líneas, con fortalezas defensivas y contundencias atacantes.
Pero como Olimpia se adecua a las realidades de cada juego, es muy probable que varios de sus futbolistas recuperen su mejor perfil y encuentren la inspiración necesaria para lograr su objetivo.
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Lo palpitamos desde ya, porque el nuevo golpe de autoridad que los aurinegros dieron en Tocoa, nos aseguran noventa minutos más que agradables.
Este Real España fue “reseteado” y ahora proyecta una imagen de grupo sólido y casi inexpugnable. El conocimiento profundo que Héctor Vargas tiene de sus rivales, suma otro ingrediente positivo en el momento de planificar y ejecutar un juego.
Lamento que el 95 % de los aficionados de buen comportamiento que tenemos en nuestro fútbol no puedan vivirlo como les gusta debido a los desmanes cometidos por ese 5% de indeseables que piensan que la agresión y la violencia forman parte de la fidelidad probada que todo club requiere.
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