Para muchas generaciones, Michael Jordan es el mejor jugador de la historia del basquetbol. Privilegiados todos aquellos que pudieron verle jugar y disfrutar de la magia de este gigante deportista.
Hace 29 años, la leyenda se empezaba a forjar. En 1991 un equipo de Chicago sorprendió a todos por su forma de jugar, particularmente por un joven Jordan que llevó a los Bulls a las finales de los playoffs.
Se enfrentaron nada más ni nada menos que a Los Ángeles del inolvidable y leyenda, Magic Johnson, que de hecho fue la última final de su carrera, aunque siguió jugando, nunca pudo volver a disputar un encuentro por el título.
La serie la comenzaron ganando los Lakers en Chicago, sin embargo, Jordan y compañía empatarían la serie siempre de locales.
Se trasladaron a Los Ángeles, donde hubo tres encuentros que sirvieron para que los Chicago Bulls aplastaran al equipo de Magic ganado la serie 4-1.
En el último encuentro, Michael Jordan acumuló diez asistencias y anotó 30 puntos, mientras que Scottie Pipen consiguió 32 puntos y 13 rebotes que sirvieron para coronarse campeones ante uno de los equipos más poderosos.