Fantasy HN
Costumbres argentinas: ganar títulos en Honduras. Dos estilos y dos generaciones frente a frente en la definición del campeonato en Honduras.
Hernán “Tota” Medina llegó a Motagua con escasos antecedentes como entrenador. Resultaba más interesante su hoja de vida como recio defensa central.
De igual forma, Héctor Vargas era más convincente por su pasado en las canchas que por su talento como director técnico. Y como dijo el poeta, el camino se hizo al andar para estos profesionales argentinos que este fin de semana se enfrentarán en las finales de nuestro torneo de clubes.
A través de más de dos décadas, el estratega de Real España asimiló las características de nuestras competencias, conoció profundamente la idiosincrasia de futbolistas y directivos, aplicó diferentes planes según la calidad de las plantillas que dirigió y celebró títulos con aquellos grupos que tenían condiciones para lograrlos.
Te puede interesar: Motagua genera espectacular noticia que podría preocupar al Real España
Su estilo es de alto impacto emotivo, sin perjuicio de sistemas generalmente audaces y ofensivos. Con los aurinegros sampedranos influyó más lo primero que lo segundo. Su conocimiento del medio le permitió acomodar piezas que estaban desajustadas desde lo físico y lo mental.
Su joven oponente llegó a Tegucigalpa ignorando todos los detalles que Vargas conoce de memoria, pero no renunció a su idea y estilo de trabajo. Es posible que en ciertos aspectos se haya adaptado a las condiciones de los jugadores de Motagua, pero aterrizó con sus conceptos, con sus estrategias y su sello.
Motagua está en las finales por su notoria mejoría que produjo buenos resultados y porque reflejó desde la cancha una rápida adaptación del nuevo esquema. La condición física (mérito incuestionable del profesor Bertani) fue un gran soporte para hacer realidad el proyecto.
Y aquí llegamos a la comparación de sus estilos. Mientras Vargas apuesta a un fútbol más posicional respetando funciones y comodidades de sus elementos, Medina es menos convencional porque moviendo la menor cantidad de piezas posibles, le permite a sus jugadores cumplir diferentes roles de acuerdo con la polifuncionalidad de cada uno.
A ambos entrenadores los caracteriza su confianza en un equipo base, que solo retocan por cuestiones físicas o disciplinarias.
En ninguna final de ninguna liga del mundo, hay favoritos. Existen antecedentes, pero haber llegado a esta instancia los equipara y los pone en igualdad de condiciones para aspirar al título.
El estilo que mejor se adapte a la realidad de cada partido, tendrá las mayores posibilidades de dar la “vuelta”.
Vea: Iván Guerrero y su importante donativo al Motagua previo a la final
