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Las confesiones de Héctor Vargas: su dieta, el recuerdo de su padre y el día que le pondrá fin a su carrera como entrenador

El entrenador Héctor Vargas habló con Deportes TVC su pasajes de su vida que pocos conocíamos ¿Sigue pensando en la selección de Honduras?
Las confesiones de Héctor Vargas: su dieta, el recuerdo de su padre y el día que le pondrá fin a su carrera como entrenador
El entrenador Héctor Vargas reveló detalles pocos conocidos de su vida privada. - Foto: Deportes TVC / Edgar Witty - Foto: Deportes TVC / Edgar Witty

La faceta de Héctor Vargas como entrenador es conocido para muchos tras 28 años dirigiendo clubes. El estratega argentino está lleno de kilometrajes dirigiendo, así como las arrugas disimuladas en su rostro producto de su experiencia y de pasajes de vida que pocas veces hemos escuchado.

En el último semestre, su carrera como técnico sigue sumando nuevas páginas a su guion con paso destacado en Liga Nacional y Liga de Concacaf tras enderezarle el camino a una máquina del Real España que estaba en ruinas luego de sus números laureados en Olimpia, Victoria y Marathón.

Sin embargo, hoy ha sido un día especial. No hablaremos de fútbol, sino de muchas anécdotas que han marcado a quien consideran "Rey Midas" en exclusiva para Club Deportes TVC, desde su dieta, los recuerdos de su padre

| COMENZAMOS |

¿Usted es más de café o tecito a estas horas de la mañana?

Soy muy del café, pero en estos momentos estoy cuidándome un poco, ahora soy más de chai de vainilla. En Olimpia tuve problemas del estómago, así que el médico me recomendó el mate o café, así que prefiero el chai.

¿Esto de cuidarse va acompañado del gimnasio?

No, eso va con la estructura física que fui jugador, y el cuidado personal. No soy de comer mucho, yo como por la necesidad de comer, me pasa mucho en las concentraciones. Así como ahora, no tengo duda que vuelvo del viaje con varias libras menos porque me gusta comer en casa, tranquilo. Yo tardo horas para terminar de comer, mi esposa y mis hijos me cuestionan, se van todos de la mesa y yo sigo comiendo tranquilo.

¿Es el último siempre?

Sí, siempre. Hasta me da vergüenza en las concentraciones que terminan de comer todos rápido. Yo me quedo con el profesor Ayala que se contagia con los futbolistas porque no él si no anda con vueltas, pero yo como despacio.

¿Qué suele tomar del buffet?

Generalmente la comida que sea fácil de comer, porque sé que voy a tardar mucho si agarro un pedazo de carne, así que prefiero agarrar un puré o pasta; a los platos de sopas sí que no las perdono.

Es decir, ¿usted no come por la presión de los partidos o porque prefiere comer en casa?

Me gusta comer en casa, yo en la casa trato de hacerme la comida argentina. En las concentraciones tardo mucho, pero el tema del ambiente como menos que cuando estoy en casa.

¿Cuántas libras de menos trae ahora?

El otro fin de semana que le ganamos al Cartaginés, me pesé cuando llegué y tenía cinco libras menos. Tengo el estómago bien, no sufro de acides. Tengo un secreto, me tomo medio litro de agua en ayuna al despertar a las cinco o seis de la mañana. Me hace bárbaro, me levanto bien hidratado.

¿Le hace falta Argentina?

Me hace falta ver a mi gente; a mis hijos que tengo allá, pero no voy a volver a Argentina, mi mundo está aquí. Yo necesito volver a mi casa, San Pedro Sula, estar con mi esposa y mis hijos. Creo que no se dan cuenta cuando estoy, yo no molesto. Si tengo algo que cocinar o preparar lo hago solo.

¿Qué recuerdos tiene de su infancia?

Mi infancia es de un pueblo ubicado a 1544 kilómetros de Buenos Aires, un lugar con calle de tierra. De niño nos conocíamos todos, con las puertas abiertas en casa. Cuando yo tenía a mis hijos en la década de los 80’ mis hermanos los iban a recoger a las 6 de la mañana y me los regresaba a las 9 de la noche. Yo me creí en un pueblo trabajador, muy honesto. Perdí a mi padre a los 10 años, pero tuve una infancia feliz jugando fútbol.

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¿Ibarreta, cierto?

Sí, es una de las provincias más pobres del país, pero es como en todos lados, con gente que maneja la economía de esos lados. Mi primo es el gobernador, me ofreció el Ministerio de Deportes y no acepté porque no me gustan los cargos políticos; es un gobernador multimillonario.

¿Sufrió de hambre Héctor Vargas?

No llegué a pasar (hambre) nunca. Mi mamá es alemana, trabajadora y era cocinera de un hospital, pero mi papá cocinaba mejor porque era chef. Recuerdo que cocinaba para los presos en la comisaría del pueblo, nosotros llevábamos la comida, después ya teníamos la tarde para jugar después de la escuela. En casa todos han tenido su profesión, maestros, jefe de correo del pueblo, el más chico tiene un supermercado.

Héctor Vargas junto a su hijo Erick Vargas en uno de los juegos de la Liga de Concacaf

¿Fue un buen alumno?

Fui bueno en la clase de historia, en matemáticas siempre me costó los algoritmos, yo estudiaba lo que necesitaba.

¿Cómo fue su salto al fútbol?

La historia mía fue de esos tiempos… el tío de un amigo me vio jugar, me dijo que lo hacía muy bien y que me podía ayudar para probarme, yo tenía 15 años –a mí me dices algo, me entusiasmo y voy-. Eso fue un 08 de enero del 1975, viajamos hasta 380 kilómetros de allí, estuvimos como dos días en la estación durmiendo porque no había tren. Nos perdimos y dimos vueltas.

Me probé en Estudiantes y enseguida me dejaron, creían que tenía mayor edad porque ya tenía un metro ochenta; pasé toda mi juventud en Estudiantes hasta que salí campeón con Bilardo. Luego hice un recorrido por Temperley, Bucaramanga, Gimnasia y vuelvo a Estudiantes.

Su padre no pudo verlo debutar… ¿Qué recuerdos tiene de él?

Él murió cuando yo tenía 10 años, me contaban que jugaba muy bien. Tengo recuerdos y el olor me queda. Él fumaba mucho cigarro, se sentaba en la mesa con nosotros, agarraba un poco de vino y nos decía que cuidáramos a nuestra mamá. Entonces… yo recuerdo cuando él me abrazaba, el olor me quedó de esa época, yo siento un olor a cigarro y lo primero que se me viene a la mente es a mi papá. Ahora ya ha pasado mucho tiempo.

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Héctor Vargas junto al periodista Edgar Witty durante la entrevista.

SU ESPOSA HONDUREÑA

¿Cómo conoció a su esposa?

Me lo presentó Francisco Herrera hace mucho tiempo aquí en Tegucigalpa. Ella vivía en el Hato, era amiga de una persona en común. Cuando vine a dirigir al Vida, ya me había separado en Argentina, así que comenzamos a salir.

¿Cómo ha sido ese pasaje viviendo con una hondureña?

Bárbaro… la verdad no tengo más palabras de agradecimiento. Me cambió la vida por la diferencia de edad, tiene 20 años menos, es alegría. Ella me dice es un colágeno para mí porque le saco la juventud porque tengo 63 y no los aparento y ella se ve de mayor edad. Las ganas de ella de hacer cosas me han ayudado en estos años porque el fútbol es complicado, los resultados a veces te manejan, el estado de ánimo no es el mejor y llegas a casa y encuentras a alguien que te contiene y te empuja para adelante, te da la posibilidad de seguir creciendo.

 ¿Cuánto tiempo cree que le quedan como entrenador?

Según yo, un año más… según mi esposa, diez años más porque quiere que siga trabajando. No sé cuánto tiempo… cuando sienta que no estoy para las condiciones de dirigir, creo que allí sería. No quiero ser un técnico que no transmita algo, no puedo no contagiar a mis jugadores, quedarme sentado en un partido esperando que ellos resuelvan. Cuando ya no sienta eso, será el momento del retiro.

¿Con cuál jugador le ha gustado trabajar?

Muchos, desde Carlo Coslty hasta Alex López… algunos me dicen            -papá-; he tratado a algunos que vienen de segunda, como Edwin Solani, o cuando comenzaban como Dani Turcios…algunos que dirigí como Wilmer Cruz, Montuca Castro, ‘Nene’ Obando, Chimbo Aguilera... de mi edad. Tuve muchos jugadores que dirigí y a otros que traté de encaminar y no pude, por eso siento algo de frustración como Alexy Duarte, el ‘Animal’ Vega.

¿La selección de Honduras sigue siendo un sueño para usted?

Nunca fue un sueño decir –voy a aspirar o me desespera estar-, pero creo que tengo el conocimiento y la habilidad para dirigirlo. Creí que el momento adecuado y justo fue cuando llamaron al ‘Bolillo’. La base de esa selección yo los tuve, entonces creo que era el momento, pero no me llamaron, pero tengo un tiempo en esto, vamos a saber si un día nos toca. No me desespera, pero tengo la capacidad para hacerlo.

(ENTREVISTA EN VIDEO)

https://youtu.be/FDPQb68L8gg
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