No siempre, aquel que pierde se olvida. Hay derrotados, que te dejan la sensación de que merecieron mejor suerte. Derrotados que incluso, se ganan el aplauso y respeto de los vencedores. Como todo en la vida, hasta el perder es una decisión. Puedes afrontar la derrota con la satisfacción de haber entregado todo, o puedes rendirte para hacer más grande la caída.
El domingo anterior, vi a un equipo con título de realeza, arrastrar su escudo por la grama de un estadio Morazán, que fue testigo mudo de una presentación lamentable de un conjunto que tiene la obligación de al menos luchar.
Real España terminó perdiendo contra el Vida, pero comenzó perdiendo contra ellos mismos. A este equipo le faltan ganas y le sobran errores. Getzel Montes fue expulsado a los 7 minutos de combate. Pero ni siquiera eso es excusa, para lo que vino después.
Incontables pases equivocados, muchas faltas, pocas ocasiones de gol y una forma de jugar con los brazos caídos. Real España ni siquiera tuvo la rebeldía del jugador que por puro orgullo, intenta hacer algo diferente. Nadie dribla, nadie supera, nadie remata desde media distancia, nadie intenta un pase diferente y lo que es peor, nadie grita para hacer despertar a sus compañeros.
La Máquina, irónicamente, no tiene conductor. Nadie toma la pelota, levanta la cabeza y contagia al resto del equipo. Nombres como Mario Martínez, Iván López o el Jhow Benavidez, son los llamados a romper el guión, a ver los espacios que el resto no, pero ninguno de ellos rompe el ritmo cansado, lento, espeso de un tren pesado, que no se mueve.
No es ninguna buena noticia, que el mejor jugador aurinegro sea su portero. Buba evitó tres goles más el domingo anterior. Si la Máquina no pierde por mayores diferencias, es por contar con el mejor portero nacional. Eso es para preocupar a cualquiera.
Vida les tocó la pelota, superó las bandas cuantas veces quiso, les metió uno, dos, tres goles, y nadie tuvo la actitud de responder. Repito, hay formas de perder, y Real España está eligiendo la peor forma de hacerlo. ¿Se puede enderezar el camino? Si se puede, o mejor dicho, se debe.
¿Quién tiene la llave para encender a la Máquina? Alguien la perdió, ojalá que la encuentren. Si no, hay que cambiar de motorista. La respuesta la tiene, o debería tenerla, quien mueve el timón. Si no, hay muchas hojas de vida esperando por hacer sonar esa bocina.